José Enrique Castillo Mejía, de 19 años, murió anoche sábado en la Clínica Reina Catalina de Barranquilla. Es una de las 34 víctimas mortales que deja hasta ahora el incendio de un camión cisterna que se volcó el lunes pasado en Tasajera, Puebloviejo (Magdalena).
La tragedia sucedió cuando más de 50 personas hurtaban el combustible que transportaba el automotor, un hecho que causó polémica nacional, pues algunos consideraron el robo de la gasolina como una acción irresponsable, mientras que otros lo calificaron como acto necesario a partir de la necesidad de los residentes del sector.
Familiares de José Enrique Castillo coincidieron en que hurtar un vehículo volcado es una de las pocas oportunidades que tienen los habitantes de su pueblo para escapar de la pobreza, porque la mayoría vive de la pesca y muchas veces no es suficiente.
“La única fuente de trabajo es la pesca. Si te gradúas de bachillerato y no tienes plata, lo único que toca es irse a pescar”, dijo Nelson Villalobos Castillo, primo de José Enrique.
“Es doloroso vivir en aquellos pueblos. La gente que habla mal no entiende, no es como dicen. Miren lo que estamos viviendo a nivel mundial con la pandemia, no hay plata, si se voltea un camión de arroz, qué toca hacer, ir a recoger, saquearlo, porque es lo que estamos viviendo, somos un pueblo abandonado”, continuó Nelson Villalobos.
“Estamos abandonados. Allá no hay agua, no hay luz, la forma que tenemos para protestar es bloquear la Troncal del Caribe y entonces es cuando mandan un carrotanque; toda la vida ha sido así, tengo 40 años y siempre he visto lo mismo”, precisó Villalobos.
El primo de José Enrique sostuvo que este era un muchacho alegre, juicioso, pero al que como todos en Tasajera, no les brindan una oportunidad en el Sena o cualquier otro centro educativo. “José venía de pescar, no le fue bien, vio el accidente y se fue para allá, esa es la realidad de nuestro pueblo: pasa un accidente y toca ir, porque no hay más nada qué hacer”.