Uno de los defensas más intimidantes del fútbol colombiano en todos los tiempos ha sido Dulio Miranda Marín. En Junior adquirió fama de ser un jugador recio, al que los delanteros rivales le temían, al punto que varios de ellos, cuando tenían que venir a Barranquilla, preferían fingir lesiones con tal de evitar enfrentarse al espigado defensor rojiblanco porque sabían que este hacía respetar su zona.
‘Dulión’, como lo bautizó el narrador Édgar Perea, nació en Galezaramba (Bolívar), pero fue criado y hecho futbolista en Barranquilla. Conformó una de las defensas más legendarias del Junior, junto a Óscar Bolaño, Gabriel Berdugo, Rafael Reyes y Jesús ‘Toto’ Rubio, con la cual el equipo rojiblanco se coronó campeón en 1977 y 1980. Los lazos que lo unen a Berdugo trascendieron el campo de juego, ya que el ‘Jopa’ fue padrino de su matrimonio y de dos de sus hijas. Más que un amigo, lo considera un hermano.
Dulio ostentó, hasta el año anterior, el récord de mayor número de partidos jugados con la camiseta del Junior: 440 (427 por torneo colombiano y 13 por Copa Libertadores). La marca fue superada por el portero uruguayo Sebastián Viera.
Dulio era un defensa casi impasable. Su falta de ductilidad en el manejo de la pelota la compensaba con su gran fortaleza y aprovechaba su estatura (1.87) para sobresalir en el juego aéreo. Fueron famosas sus tijeras, un recurso que empleaba para despojar del balón a sus rivales. Se veía en aprietos cuando lo encaraban jugadores habilidosos, pero con sus compañeros se las ingeniaba para neutralizarlos. Entre ellos es célebre la frase “Cógelo, que va herido”, que significaba que el atacante rival se había zafado de la marca, pero iba disminuido por un golpe que había recibido de uno de los defensas del Junior.
Tenía la particularidad de que cada vez que sacudía a un contrario, la afición festejaba esa acción casi como un gol del Junior. Willington Ortiz, uno de los delanteros que más complicó con su habilidad y movilidad a Dulio Miranda, fue también una de las principales víctimas de su juego fuerte. El tumaqueño reconoce que había que pensarlo dos veces para intentar pasarlo y ratifica la versión de que muchos de los atacantes del fútbol colombiano preferían no tenerlo al frente.
“Esa defensa del Junior pegaba mucho, en especial Dulio, pero unas veces ganaba yo y otras veces ganaba él. Así es el fútbol. Ganarle al Junior en Barranquilla, con esos defensores tan recios, era una proeza”, afirma el ‘Viejo Willy’.
“Willington era el jugador que más me complicaba por su capacidad y por su fortaleza física, pero también estaban el ‘Tigre’ Benítez, Scotta y Palavecino, por su juego aéreo”, afirma Dulio, quien reconoció al tumaqueño como un futbolista al que no lo amedrentaban las patadas, que entre más le daban, más iba para adelante.
Dulio Miranda surgió del comité de fútbol del barrio Cevillar donde jugó en equipos como Unión Juventud y Milán. Allí, en 1971, lo vio Marcos Coll, quien lo convocó a la selección Atlántico juvenil en donde lo pasó de volante mixto a defensa central. Ese mismo año se vinculó a las divisiones menores del Junior y en 1974, después de participar en los Juegos Nacionales de Pereira, fue subido al plantel profesional, donde los titulares en la zaga central eran José ‘Boricua’ Zárate y Pedro Vásquez. Se apoderó de la titular luego de la transferencia del ‘Boricua’ al Independiente Medellín y fue ratificado por José Varacka, quien llegó en reemplazo del ‘Marciano’ Miloc.
“Con Varacka duramos 48 fechas sin perder en el Romelio Martínez, en parte porque teníamos una defensa sólida, que garantizaba un buen resultado como local”, asegura ‘Dulión’.
Su gran rendimiento en Junior hizo que Carlos Salvador Bilardo lo convocara a la Selección Colombia para varios partidos de preparación con miras a la eliminatoria al Mundial de España 82, aunque después lo excluyó de la lista definitiva.
En Junior se adueñó de la banda de capitán tras la salida de Gabriel Berdugo y también conformó pareja de centrales con el argentino Edgardo ‘Patón’ Bauza, quien en cierta oportunidad dijo que Dulio no era tan torpe como la gente decía, ni él era tan virtuoso como se pensaba.
Con Bauza solo jugó los primeros partidos de 1985, ya que el técnico de ese entonces, Roberto Saporiti, decidió colocar a un joven que venía pidiendo a gritos la titular debido a su gran calidad técnica: Alexis Mendoza. Una determinación que mereció duras críticas de Édgar Perea al técnico argentino, por considerarlo un irrespeto para una insignia del Junior.
Del retiro a la dirección técnica
El 85 fue el último año de Dulio Miranda en el Junior. En 1986 fue a jugar al Deportes Quindío, que realizó una buena campaña bajo el mando de Luis Augusto ‘Chiqui’ García. Al final de esta, el veterano defensa decidió retirarse del balompié activo, aunque cree que todavía tenía cuerda para jugar, por lo menos, un par de años más.
Casi de inmediato comenzó su carrera como entrenador, en la que de entrada se anotó un éxito rotundo con la selección infantil del Atlántico que quedó campeona nacional en 1987. Fue una camada extraordinaria de jugadores como Víctor Pacheco, Henry Zambrano, Douglas Molina, Oswaldo Mackenzie, Modesto Gaibao, Alfredo Nieto, Williams Fiorillo, entre otros, que después fue la base de la Selección Colombia prejuvenil que en 1989 fue al Sudamericano de Ecuador, en donde clasificó al Mundial de Escocia. Dulio fue el técnico y Gabriel Berdugo su asistente.
Posteriormente, Dulio fue asistente técnico del ‘Chiqui’ García en la Selección Colombia de mayores que disputó la Copa América de Chile 91, en la que terminó en cuarto lugar, y también fue asistente de Julio Comesaña en el Junior que se coronó campeón de Colombia en 1993.
Al año siguiente, mientras Comesaña se ocupaba del equipo principal en la Copa Libertadores, Dulio dirigió un grupo denominado ‘los pelaos’, que disputaron varios partidos del campeonato colombiano. Allí actuaban jugadores como Henry Nieto, Nilson Pérez, Juan Carlos Beltrán, Alberto Haydar, Jorge Bolaño, Raúl Chaparro, Juan Carlos Cantillo y David Barros, entre otros.
En 1995, Dulio asumió la dirección técnica del Unicosta, de la Primera B, que ascendería dos años después bajo la conducción de Javier Castell. En 1998 fue nombrado entrenador de la Selección Colombia Sub-20 que disputó el Sudamericano de la categoría en Argentina, en 1999, del cual quedó eliminado en primera ronda.
En el 2001 fue designado coordinador de las divisiones menores del Junior y ese año, tras la salida de Norberto Peluffo, dirigió varios partidos del equipo profesional hasta la llegada del argentino Salvador Capitano. Uno de esos encuentros, el 23 de septiembre, fue ante el América, en Cali, el cual Junior ganó 4-2 y uno de los goles fue de Martín Arzuaga, su primero como futbolista profesional.
Ante el estruendoso fracaso de Capitano, quien no pudo clasificar al equipo a los cuadrangulares, en el 2002 Dulio fue nombrado técnico en propiedad, pero perdió los cuatro primeros partidos del torneo y fue separado del cargo. Lo reemplazó Julio Comesaña.
En 2011 se desempeñó como asistente técnico de Miguel Ángel Converti en Uniautónoma y actualmente está vinculado al trabajo en las divisiones menores del Junior, su gran pasión, aunque en el 2017 tuvo un breve paso por el equipo profesional como uno de los asistentes de Comesaña.
Dulio Miranda es un símbolo indiscutible del Junior, un jugador que quedó ligado para siempre a la historia de la divisa rojiblanca por su entrega, fidelidad y sentido de pertenencia.
Por Manuel Ortega Ponce