El argentino Juan José Meza es el autor de uno de los goles más bellos e inolvidables en la historia del Junior. Lo marcó la noche del 10 de agosto de 1988, cuando el conjunto barranquillero se enfrentaba a su rival de patio, Sporting, que no creía en nadie ya que ese año les había ganado los dos primeros partidos disputados contra los tiburones.
Pero esa vez, la historia sería diferente. William Rico abrió el marcador aprovechando una mala devolución de Alex De Alba y luego eludiendo al portero uruguayo Walberto Velichko. Después, en el segundo tiempo, Kiko Barrios definió de manera exquisita ante la salida de Velichko y ya sobre el final vino la joya de Meza.
La jugada se originó en un tiro libre sobre la portería de norte. Meza pasó sobre la bola y luego la recibió dentro del área por parte de William Rico. Poco a poco se fue quedando sin ángulo de tiro, pero de repente pasó su pierna derecha por detrás de la izquierda, que era su más hábil. La pelota se elevó e ingresó por el ángulo contrario del palo que cuidaba Velichko. ¡Golazo!, Velichko no tuvo nada que hacer, fue el primer sorprendido por la parábola que hizo en el aire esa pelota. Fue el 3-0 para una victoria contundente del equipo dirigido por el ‘Zurdo’ López.
Una locura ese gol. pic.twitter.com/vFMtR69dx0
— El Padrino (@insolado) March 31, 2020
Al día siguiente, en el programa ‘Deporte Espectacular’ de Fabio Poveda Márquez, el reconocido periodista preguntaba afanosamente cómo se llamaba esa jugada antológica que había hecho Meza. Unos decían que era una verónica, hasta que alguien llamó y dio el nombre certero: rabona.
Los junioristas que vivieron ese gol lo recuerdan con nostalgia, como a Juan José Meza, un jugador de gran condición técnica, cuya carta de presentación cuando llegó al Junior era que había sido integrante de la selección Argentina juvenil que se coronó campeona del mundo en Tokio 1979. Ese equipo lo dirigió César Luis Menotti y la gran figura era nadie menos que Diego Armando Maradona.
En ese recordado Mundial, Meza jugó todos los partidos, aunque ingresaba en los segundos tiempos.
El tucumano Meza vino al Junior a mediados de ese 88 en compañía de Arsenio Ramón Benítez, otro volante argentino de gran despliegue físico. Ninguno de los dos continuó para el año siguiente ya que el club decidió implementar una política de puros criollos.
Benítez era el del sacrificio, pero Meza y un zurdo barranquillero que despuntaba, Armando Celedón, le daban el toque de distinción al mediocampo del Junior. Carlos Ischia también estaba en ese equipo, pero jugó poco debido a las continuas lesiones.
De Meza casi todos hablan de su gol de rabona al Sporting, pero poco mencionan uno que le anotó al Pereira, en Barranquilla, también de gran factura. El argentino, a la salida del portero de su área, le dio un toque suave con su botín zurdo y se la pasó por encima. Ese día, Junior ganó 5-1 y Meza marcó un doblete.
Por Manuel Ortega Ponce