Un año, en que la pasión de los hinchas del Junior fue desbordante, fue el de 1991. No se ha vuelto a ver algo igual, y por ello a ese fervor que despertó el equipo dirigido por Julio Comesaña se le llamó ‘Juniormanía’.
El estadio Metropolitano, que justamente ese año adoptó el nombre de Roberto Meléndez, era insuficiente para albergar tanto público que deliraba con el fútbol esplendoroso que desplegaba su equipo en la cancha. Hubo lleno en casi todos los partidos de local, en las tribunas del ‘Metro’ el colorido era maravilloso y en las calles igual. Por todas partes había banderas del Junior, en las casas, en los automóviles y ni se diga dentro del estadio.
Comesaña había arribado apenas unos días antes de comenzar el torneo. El colombo-uruguayo reemplazó a Hugo Gallego, a quien le cancelaron el contrato por unas declaraciones que dio en contra de los directivos.
Comesaña encontró un plantel ya armado. Habían sido contratados el paraguayo Javier Ferreira, quien vino del Necaxa de México con una opción de compra por 600 mil dólares; el defensa central samario Orlando Rojas; el atacante Armando ‘Pollo’ Díaz, el portero argentino Juan Carlos Docabo y el lateral izquierdo Hernando Cuero.
El debut de Comesaña en el banco técnico tiburón fue ante Unión Magdalena, en Santa Marta, pero a ese partido no pudo llevar a los jugadores que quiso, sino a los que pudo, ya que varios aún no habían arreglado su contrato con el equipo.
Entre los que incluyó en la nómina para Santa Marta estaba el juvenil atacante Iván René Valenciano, quien había sido el máximo anotador del Junior en el 90 con ocho tantos. Del ‘Bombardero’, a Comesaña le habían dado buenas referencias y por ser hijo de Ariel, quien fue compañero suyo en el Junior campeón del 77, decidió brindarle una oportunidad. El prometedor delantero no lo defraudó y fue quien marcó el gol con el que Junior empató ese clásico de la Costa. A partir de ahí, Valenciano no salió más de la formación titular.
El primer partido como local fue contra Nacional y ese día se colmó el Metropolitano a pesar de que el verde venía con su equipo satélite, que le opuso una gran resistencia a los rojiblancos, que solo ganaron con un gol sobre el final de Francisco Castell.
A la par de Valenciano, ya comenzaba a marcar diferencia el paraguayo Ferreira, quien a su llegada se había definido como un volante con gol y eso lo ratificó en el equipo rojiblanco. En el fondo, la dupla de centrales, conformada por Gabriel Martínez y Orlando Rojas, era tan fuerte, que el periodista Efraín Peñate la bautizó el ‘Golfo Pérsico’, con lo cual quería decir que ningún rival pasaba por ahí sin ser víctima de la reciedumbre de ese par, que tenía un tercer elemento: Luis Grau, este en el medio campo.
La primera fase del torneo (pentagonales regionales) no terminó bien para Junior, que cayó 4-0 ante el Medellín, con cuatro tantos del paraguayo Jorge Daniel Jara. Este partido sentenció la suerte del arquero argentino Docabo, a quien Comesaña había puesto a competir con José María Pazo para ver quién se quedaba con el puesto. Les dio cuatro partidos a cada uno y el de mejor rendimiento fue el cesarense.
Junior redondeó un buen semestre, en el que se destacó una goleada 3-0 sobre Millonarios, en Barranquilla. No obstante, el equipo rojiblanco no logró ganar bonificación que sumaría para los cuadrangulares.
Para el segundo semestre se incorporan al equipo el volante samario Alan Valderrama, el atacante argentino Leonardo Selenzo y despunta un talento nacido en Suan: Víctor Danilo Pacheco, quien rápidamente se ganó una plaza en la titular.
Valderrama debutó con un par de golazos de tiro libre contra Santa Fe y Pacheco armó una llave demoledora con Ferreira, que limpiaba el camino para que Valenciano liquidara ante el pórtico contrario. Selenzo, que había integrado selecciones juveniles de su país, tuvo pocas oportunidades, pero cuando entró tampoco mostró mayor cosa.
En medio del torneo llegó el atacante paraguayo Adriano Samaniego, figura con Olimpia en la Copa Libertadores de 1990. Vino con un antecedente de haberse pegado un tiro en el pie estando de cacería en su país, pero de todos modos era una contratación rimbombante. Samaniego debutó con un gol de tiro libre ante el Cúcuta, pero una posterior lesión impidió contar con él en el remate del campeonato.
Junior terminó primero del Torneo Finalización y primero de la reclasificación, por lo que entró a los cuadrangulares con un punto de bonificación. Valenciano se encaminaba a la conquista de su primer botín de oro y la hinchaba se ilusionaba con el título.
“El equipo del 91 era muy fuerte atrás y de mitad de cancha hacia adelante destrozaba a cualquiera con Valenciano, Pacheco y Ferreira. Era más compensando que el del 93”, recuerda Comesaña.
Para darle mayor furor a la ‘Juniormanía’, a Fabio Poveda Márquez se le ocurrió decirle a Juan Piña grabar una nueva versión del ‘Cumbión del Junior’, el tema que cantó y grabó Pepe Molina con la orquesta de Pacho Galán, en 1983, incluyendo los nombres del plantel actual y conservando algunos históricos. Así se hizo. Piña invitó a cantar a Rafael Orozco, voz líder del Binomio de Oro e hincha a morir del equipo, y dejaron plasmada una excelente pieza musical que aún hoy suena por todos lados cada vez que Junior va a jugar. Orozco dejó para la posteridad la frase “José Pazo, firme en ese arco…Ah bueno”.
Iván Valenciano, Víctor Pacheco y Javier Ferreira, Alan Valderrama, el ‘Pollo’ Díaz, Gabriel Martínez, Orlando Rojas, Samaniego, el ‘Loco’ Selenzo y el técnico Julio Comesaña también son mencionados en la canción.
En el primer cuadrangular, Junior se enfrentó a Millonarios, Medellín y Nacional. El primer partido fue en Barranquilla, contra los verdolagas, y terminó con un vibrante empate 3-3. A Millos le ganó 4-2 en Bogotá y el boleto al cuadrangular final lo logró en la última fecha ante este mismo rival, al que le ganó 2-0 en un partido complicado, que solo lo pudo abrir un gol de tiro libre del ‘Pollo’ Díaz. Después, Pacheco, tras una brillante jugada individual, marcó el segundo.
En el primer partido del cuadrangular final, Junior goleó 4-0 a Santa Fe, en Barranquilla, y ratificó su favoritismo al título. En la segunda fecha cayó 1-0 con Nacional, con gol de Faustino Asprilla. Vino de nuevo a Barranquilla y le ganó, en otro duro partido, al América (2-1) y tres días después le tocaba ira Cali a enfrentar a este mismo rival.
Inexplicablemente, Comesaña no llevó a este partido a Javier Ferreira, Junior perdió 3-1 y ahí comenzaron a esfumarse las posibilidades de quedar campeón. El técnico nunca dio una explicación convincente sobre su decisión de excluir al paraguayo, lo que dio rienda suelta a todo tipo de conjeturas.
Junior también perdió el partido siguiente contra Santa Fe, en Bogotá (3-2), y ahí perdió la opción del subtítulo y de clasificar a la Copa Libertadores. Nacional, con la dupla Asprilla-Aristizábal en extraordinario nivel, se coronó campeón y el subcampeón fue América. Junior quedó tercero, logrando el cupo a la naciente Copa Conmebol y Valenciano quedó como máximo artillero del torneo con 30 tantos.
A la junta directiva al Junior le tocó decidir entre Comesaña y Ferreira y se inclinó por adquirir el pase del paraguayo al Necaxa. El primer pulso de este enfrentamiento, que tendría un segundo capítulo en 1992, lo ganó Ferreira, quien ese año marcó 14 goles, la misma cantidad del ‘Pollo’ Díaz.
Por Manuel Ortega Ponce