Un año después de que una banda criminal asesinara a sangre fría al coordinador del grupo de Actos Urgentes del CTI Barranquilla, José Francisco Muñoz Gómez, las autoridades judiciales no han capturado a los autores intelectuales de este crimen execrable, perpetrado en el municipio de Soledad.
Los investigadores solo han podido establecer la participación material de nueve personas. Seis de ellas confesaron haber colaborado en la ejecución del plan criminal y las otras tres serán llevadas a juicio por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y porte ilegal de armas de fuego de uso privativo de las Fuerzas Armadas.
En marzo de este año el Fiscal 11 de la URI aseguró, en el desarrollo de la audiencia de los primeros cuatro capturados, que José Muñoz “era la piedra en el zapato de alguien por algún proceso que llevaba en la Fiscalía”.
Pero, ¿para quién o quiénes era una piedra en el zapato José Muñoz? “Estamos trabajando en ese tema”, respondió la Directora Seccional de Fiscalía, Ángela María Bedoya, al ser consultada por Hora 7/24.
Una fuente cercana a la investigación contó a este medio que el principal móvil del crimen está relacionado con unas tierras de las que reconocidos políticos del municipio de Soledad querían apropiarse de manera ilegal.
“Querían despojar de sus tierras a un adulto mayor, que hace muchos años atrás pagó 80.000 pesos por estas, junto a otras personas que ya fallecieron. El señor le contó a José Muñoz que meses anteriores había sido visitado por unos señores que lo pusieron a firmar un documento, pero él no sabe qué firmó”, contó la fuente.
La Fiscalía, por iniciativa del agente del CTI, abrió una investigación para determinar quiénes orquestaron el plan para adueñarse de los terrenos. Muñoz, tras asumir el liderazgo de la misión, se convirtió en un estorbo para los sospechosos.

“Lo que el agente José Muñoz iba a hacer era destapar una olla podrida, porque los presuntos implicados son políticos reconocidos de Soledad”, contó la persona cercana a la investigación.
Esta misma fuente judicial reveló a Hora 7/24 que indagan por qué del celular del hoy occiso fue borrada información valiosa.
“El día del homicidio, el celular corporativo del investigador se perdió de la escena del crimen. Al principio se creía que lo habían hurtado los curiosos que llegaron al sitio”, siguió diciendo la fuente.
Sin embargo, un mes después un compañero de Muñoz lo entregó a quienes adelantaban la investigación, pero estos hallaron una irregularidad: la información del teléfono llegaba hasta el 29 de septiembre de 2016. Es decir, hasta un día antes de ser asesinado.
“La familia nos confirmó que José había conversado con un primo de él desde ese celular el 30 de septiembre y se despidió diciéndole: ‘hablamos más tarde. Voy a entrar a una reunión (en el edificio Nelmar)’. Esta llamada y otras que hizo, extrañamente no aparecen en el registro”.
El asesinato

El 30 de septiembre de 2016 José Francisco Muñoz Gómez acudió a una reunión en el edificio Nelmar, en la calle 53B con carrera 46, donde funcionan algunas oficinas de la Fiscalía en Barranquilla.
A las 9:58 de la mañana, Muñoz Gómez llegó a la Unidad de Reacción Inmediata de Barranquilla, en el Centro de la ciudad, recogió unos documentos y luego se marchó tomando la carrera 38. Posteriormente empalmó con la calle 17 para buscar en línea recta la calle 18, en Soledad, a bordo de su vehículo, un Chevrolet Optra de color plateado.
Durante todo ese trayecto, el investigador judicial fue perseguido por seis sujetos en dos motocicletas Discovery y una Suzuki AX4. En Soledad, ese día, había restricción en la circulación de motocicletas. Los criminales pasaron en las narices de los policías del CAI del barrio Costa Hermosa.
Muñoz también era seguido por un taxi Hyundai i10 en el que se movilizaba un hombre y una mujer rubia.
Cuando transitaba sobre la calle 18, entre carreras 38 y 40, barrio Las Margaritas, fue interceptado por los sujetos armados. Intentó resguardarse en un solar frente al conjunto multifamiliar Los Mangos, pero uno de los parrilleros desenfundó su arma y le propinó tres balazos.
El agente Muñoz repelió el ataque accionando nueve veces su pistola de dotación, pero solo alcanzó a herir en la mano a uno de los criminales, apodado ‘el Vigi’, que aún se encuentra prófugo.

Los capturados
En febrero de este año fueron detenidos Juan José Flórez Méndez, alias ‘Juanchi’; Lácides Iriarte Herrera, ‘el Mama’ y Luis Alberto García Rangel, ‘Cheo’.
La Fiscalía pudo determinar que ‘Juanchi’ se movilizaba como parrillero en la moto que conducía Arturo José Andrade Rodríguez, alias ‘Churria’, y fue quien disparó contra la humanidad de Muñoz.
‘Churria’ fue capturado días después en el Centro de Barranquilla por agentes del CTI.
En marzo se entregó en el municipio de Santo Tomás, Luis Fernando Ahumada Montenegro, alias ‘Chiquitín’.
Luego cayó Luis Miguel Olascoaga Hidalgo, alias ‘Luchito Calamares’, detenido el 7 de abril por agentes del CTI Barranquilla, en la ciudad de Cartagena.
El 12 de mayo, también en la Heroica, fue aprehendida en la urbanización La Princesa, Shirley Navarro Vásquez, al parecer, la mujer que se movilizaba a bordo del taxi.
Cuatro días después en el municipio de Sitionuevo (Magdalena) cayó Pedro Esteban Rivera Zarco, conocido como ‘Pello’, señalado de contratar a algunos de los criminales implicados bajo un supuesto engaño. “Les aseguró que cometerían un fleteo a un mayorista de la Plaza del Pescado y no un homicidio como finalmente ocurrió”, se refirió el Fiscal en una de las audiencias.
Finalmente, en junio en un puesto de control de la Policía instalado en la calle 17 con carrera 16, fue detenido Jader Enrique García Escorcia, cuando conducía un taxi.
Pese a estas capturas, los investigadores tienen una tarea pendiente: capturar a los determinadores del crimen.