El caso del ‘Monstruo de la Sexta Entrada’ se ha convertido en tema de interés nacional.
Ante tantos señalamientos, especulaciones e interrogantes sobre el comportamiento de este sujeto, Hora 7/24 buscó a uno de los perfiladores criminales más reconocidos del país, para que este analizara a fondo el maniático deseo de Levith Aldemar Rúa Rodríguez por acceder sexualmente a las jovencitas.
Se trata de Belisario Valbuena Trujillo, psicólogo forense que ha estudiado, entre otros, los escandalosos casos del ‘Asesino de Monserrate’, quien se estima habría violado, torturado y asesinado a por lo menos 40 mujeres en Bogotá; el de Rosa Elvira Cely, cuyo criminal la violó, asesinó y empaló y el más reciente: la brutalidad con la que Rafael Uribe Noguera acabó con la vida de la pequeña Yuliana Samboní.

Belisario es especialista en investigación y análisis de la conducta criminal de la Universidad Autónoma de Barcelona (España), perito y examinador forense en casos de delito sexual y crimen serial, poligrafista del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México, docente universitario y conferencista internacional.
Su análisis le permite inferir que serían, al menos, 20 las mujeres agredidas sexualmente por el Monstruo de la Sexta Entrada, y aunque considera que es prematuro llamarle asesino serial, no escatima detalles para describirlo como un auténtico violador en serie.
¿A qué obedece el comportamiento de Levith Aldemar Rúa Rodríguez?
Puede ser producto de varios factores: una infancia con heridas emocionales de abuso sexual, abandono y maltrato. También puede obedecer a una tergiversación de su sexualidad que mezcló con actos de violencia para sentir placer, o simplemente pudo ser una decisión consciente y psicopática de convertirse en violador por el placer del poder y la humillación que genera agredir sexualmente a una víctima.
Hasta ahora la investigación judicial ha aportado muy poco sobre su historia personal y familiar como para tener más referentes de análisis.
¿Qué puede estar pasando por la mente de este criminal?
Una necesidad apremiante de poder, control y humillación sobre sus víctimas. Una enorme compulsión a mezclar sexo y violencia, que comienzan como fantasías perversas que después convierte en realidad.
¿Qué placer puede encontrar desdentando y fracturando las quijadas de sus víctimas?
Hasta ahora la evidencia muestra que con Rúa Rodríguez estamos ante un violador serial. Aún la investigación forense no ha encontrado que se trate de un asesino serial. Son dos instancias diferentes.
Solo hay evidencia, a la fecha, que lo vincula con el homicidio de la joven Gabriela Andrea Romero Cabarcas, a quien de manera brutal no solamente accedió carnalmente sino que asesinó con un nivel de violencia tal que al parecer rompió su quijada y quebró alguna de sus piezas dentales.
Por ahora esto solo me hace pensar que ante un posible intento de la víctima por evitar ser violada y sometida a los vejámenes de este criminal, opuso fuerte resistencia y eso estimuló a su agresor para usar la ultra violencia contra ella y de esta manera sentir placer al ultrajarla y golpearla brutalmente.
Esto es muy propio dentro de los asaltantes sexuales con experiencia. También es muy probable que Rúa Rodríguez haya cruzado la línea entre la violación y el homicidio.

¿Es consciente de sus actos, si tenemos en cuenta que se vale de su otrora condición de Policía y se muestra como patrullero activo para generarles confianza a sus víctimas y llevarlas hasta el sitio donde las accede?
Los psicópatas criminales como el caso de Rúa Rodríguez son absolutamente conscientes de sus actos. Por lo mismo son sujetos penalmente imputables. Es evidente que todos los asaltos sexuales de este criminal fueron planeados y autodeterminados por él.
Su modus operandi lo revela, la captación de las víctimas la hacía a través de redes sociales, posteriormente las citaba en algún lugar público y allí las intimidaba con arma de fuego, las llevaba a un sitio previamente conocido por él y las atacaba sexualmente. En este sitio incluso guardaba los ‘souvenirs’ o ‘trofeos’ de sus violaciones (ropa interior, toallas higiénicas y demás elementos de las víctimas).
¿Cómo puede llevar una doble vida un tipo que en la calle es un violador de menores y en la casa un papá de dos menores?
Esto es característico de la personalidad psicopática. Son individuos integrados en la sociedad con una ‘fachada’ aceptable por la comunidad, padres de familia, empleados o profesionales con aparente éxito, que en otra faceta de su vida se convierten en seres perversos e insensibles.
¿Cómo una persona con este perfil criminal pudo ingresar a la Policía y trabajar con niños?
Primero porque la Policía Nacional no realizó los filtros suficientes pare detectar su perfil. Resulta incomprensible cómo una entidad encargada de la seguridad ciudadana que presuntamente para ingresos hace evaluaciones psicológicas, estudios de seguridad y exámenes de polígrafo, no haya detectado la peligrosidad criminal de este monstruo.
Obviamente, al no tener estos filtros o al hacerlos mal facilita que un criminal como Rúa Rodríguez haya ingresado sin ser detectado.
También genera suspicacia el hecho de que gran parte de su familia perteneciera a la Policía Nacional, pues para todos es bien sabido que al interior de las instituciones hay ‘roscas’ e influencias de nepotismo que facilitan que familias enteras ingresen a la entidad sólo por recomendaciones de superiores jerárquicos. Este pudo ser uno de esos casos.
¿Cuántas otras mujeres podría estimarse fueron ultrajadas por este depravado?
Eso depende de la investigación judicial, de las denuncias que ahora aparezcan y de los hallazgos forenses. Pero por el periodo refractario (el lapso entre uno y otro ataque) yo pensaría que hay más de veinte mujeres agredidas sexualmente por este psicópata. De sus homicidios no me atrevo a estimar nada, hasta tanto no se encuentren más hallazgos que lo vinculen. Pero si tenemos 3 o más homicidios con ese modus operandi, estaríamos hablando técnicamente de un asesino serial.
¿Por qué la justicia colombiana dejó en libertad a un violador sin cerciorarse de su rehabilitación?
En primer lugar, porque lamentablemente nuestro sistema penal no rehabilita a nadie. En segundo lugar, porque la ley contra violadores de mujeres mayores de edad es muy laxa y, a diferencia de los delitos sexuales contra menores de edad, esta sí permite grandes rebajas y beneficios que son aprovechados por delincuentes como este.
Por ejemplo: por confesión recibe el 50 por ciento de rebaja, por buen comportamiento otro tanto, por cada día que asista a un taller o capacitación en prisión va descontando días de su pena y así hasta que cumple un tiempo irrisorio de condena y empieza a tener permisos de salida o sustitución de medida por domiciliaria y vuelve de nuevo su escalada criminal.
En el caso de Rúa Rodríguez la evidencia lo demuestra. En enero de este año salió de la cárcel con 72 horas de permiso y en ese lapso violó al menos a una mujer más.
¿Incide la formación en casa para evitar que este llegue a desarrollar tal comportamiento o estas personas nacen con ese instinto?
Sí incide. Estos criminales no nacen asesinos ni violadores, no existe un gen que determine eso, su comportamiento es aprendido y moldeado desde la temprana edad y la familia como primer agente socializador es responsable por acción o por omisión.
¿Qué podría pasar con este sujeto si es liberado nuevamente por cumplir una condena corta?
Sin lugar a dudas, volverá a agredir sexualmente mujeres y lo peor es que va a desarrollar lo que en perfilación criminal llamamos ‘conciencia forense’. Es decir, toda una serie de actividades que el criminal hace para evitar ser descubierto. La próxima vez no va a dejar viva a la víctima y al asesinarla la va a enterrar para que no encuentren el cuerpo; o la va a bañar con ácido para borrarle huellas que impidan identificarla y vincularlo a él con el crimen.
¿Podría Levith Rúa estar arrepentido en la actualidad de lo que ha hecho?
Estos sujetos no sienten remordimiento, precisamente por su piscopatía. Una de las características de la piscopatía es que tienen falta de empatía. Eso significa que no sienten el dolor del otro, no les importa. Que al otro lo ven como una cosa, como un objeto para su placer. Por eso nunca se van a arrepentir de lo que hicieron ni van a sentir dolor por la víctima.
¿Tienen cura los agresores sexuales?
Yo tuve la oportunidad de estudiar en la universidad de Barcelona (España) y allí conocer un programa de rehabilitación que se había implantado para agresores sexuales. Descubrí con preocupación que el éxito del programa no alcanzaba el 10%, es decir que la reincidencia de los agresores sexuales allí tratados era del 90%.
Lo que es desesperanzador para su curación. He conocido estudios hechos en Estados Unidos sobre castración química para agresores sexuales y también encuentro con preocupación que su nivel de éxito es muy bajo.
La sociedad debe comprender que el componente psicológico de la violación no es solo sexual. El ingrediente principal es el control, el poder y la humillación que se despliega sobre la víctima. Eso es lo que verdaderamente le genera placer al agresor. Es como una droga que no puede ni quiere dejar.
La solución, en mi opinión, sería una penalización muy fuerte, autónoma, sin beneficios que se asemeje incluso a una cadena perpetua; de tal manera que estos criminales que son un real peligro para la sociedad no vuelvan a salir a la calle.