Henry Rueda Rosa ultimaba detalles a las 8:50 de la noche del jueves para cerrar su negocio, situado en Los Cedros, en Soledad.
Estaba en el mostrador de la miscelánea cuando fue sorprendido por un sujeto armado que le exigió que entregara la venta del día. Henry le respondió: “no tengo dinero, si quiere entre y llévese lo que quiera”.
El delincuente quería ‘coronar’ el botín con solo blandir el arma frente al comerciante, pero como no logró su cometido decidió disparar de manera cobarde y a quemarropa hiriendo de gravedad a Rueda, que llevaba más de 20 años dedicado a este oficio.
Esta narración pormenorizada fue hecha por su esposa Olga Rueda, quien a las afueras de Medicina Legal, sumida en el llanto y el dolor, criticó a las autoridades por no brindar garantías para que “las personas de bien” puedan ganarse la vida honradamente.
“Es tiempo de que envíen gente, para que se dediquen no a extorsionar, sino a cuidar al ciudadano. Porque todos sabemos que a fin de año la delincuencia se dispara”, dijo la mujer.
Olga reveló que su marido había sido víctima de atracos en varias oportunidades y que también era extorsionado.
“Sí lo extorsionaban, pero en una ocasión acudió a las autoridades y no pasó nada”, expresó la mujer impotente.
Un amigo de Henry, que acompañaba a la esposa e hijos en la entidad forense, lo describió como “un hombre trabajador, humilde y colaborador”.
Rueda Rosa era oriundo del municipio de Galán (Santander). Recientemente había comunicado a familiares y amigos que quería retornar a su pueblo natal para descansar.