El fútbol es una paradoja de la vida. En el rectángulo de juego, a veces, ocurren episodios inexplicables para la razón. Algunos les dicen milagros.
Como el de Juan Eduardo Fontalvo Sarmiento, un niño barranquillero que gambeteó el dictamen de un médico para ser hoy orgullo de sus padres Eduardo Fontalvo y Rosiris Sarmiento.
“Juan Eduardo nació a los siete meses, luego de un embarazo complicado y con preeclampsia. El ginecólogo me decía que eran pocas las oportunidades que sobreviviera”, cuenta esta mujer en su casa, en Barrio Abajo.
El parto fue traumático. Después de nacido, los médicos descubrieron que el niño había sufrido un trauma fetal, que le produjo también problemas respiratorios.
“Era asmático, todo el tiempo tenía crisis muy fuertes. Tuvimos que llevarlo a especialistas y nos decían que su desarrollo cognitivo no iba a ser igual al de los demás niños”, dice Rosiris.
La mujer reconoce que se le vino el mundo encima a ella y a su esposo, pero no dieron todo por perdido, porque una fuerza mayor los hacía creer que su hijo había nacido para ser grande.
Nueve años después el fútbol se ha convertido en una razón para que Juan Eduardo Fontalvo Sarmiento se enfrente a la vida y venza las dificultades.
“Con el deporte puedo cambiar muchas historias, sobre todo la de niños que no tienen papás que los apoyen”, dice Juan, con una seguridad que sorprende por su corta edad.
Practica fútbol desde los 3 años y se ha destacado en diferentes torneos en los que ha participado. Es atacante, zurdo, con potencia, de esos que ya poco se encuentran.
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“En el edificio donde vivíamos en Cevillar había un joven que jugaba en Junior, Alfredo Padilla, y le decía a mis papás que me inscribieran en una escuela porque yo tenía condiciones”, recuerda emocionado el pequeño.
Pasó por Escuela Barranquillera, en la que se destacó por sus habilidades, las mismas que lo llevaron a formar parte de la categoría infantil de Junior.
“No estaba en nuestros planes. Simplemente llegó la oportunidad, lo tuvieron dos meses en periodo de prueba y gracias a Dios quedó”, cuenta la mamá, que ahora lo acompaña a cada partido.
Y es que Juan no quiere ser solo un futbolista famoso, en sus planes, está la creación de una fundación que se dedique a apoyar a niños con talento para el fútbol.
“Hay muchos niños que quieren practicar fútbol pero no tienen los recursos y a través de una fundación yo quiero cambiar vidas, historias. Porque yo no quiero ser futbolista solo para tener riquezas sino para ser un ejemplo”, afirma Juan Eduardo.
Admirador del Tigre Falcao
Quiere ser como su ídolo, Radamel Falcao, a quien admira no solo por la categoría de jugador, sino por lo que representa como persona.
“Admiro a Falcao por su humildad, porque nunca hace escándalos y siempre está con Dios”, dice Juan, en medio de las paredes de su habitación, las cuales están tapizadas con diferentes camisetas de equipos del mundo, aunque solo es seguidor de Junior y el Real Madrid.
“No solo los trofeos hacen a los equipos, y el Real Madrid es más que eso. Me gusta la forma de jugar de Cristiano, Benzema, Modric, Isco, y sueño con algún día jugar allí y también representar a la Selección Colombia”.
Mientras se cumplen sus deseos, Juan Eduardo Fontalvo Sarmiento sigue trabajando en su fútbol, lleno de anhelos por ayudar a los demás niños de su edad y ratificarle a la ciencia que con él se equivocó.