El papa Francisco se reunirá en Chile con los “más pobres entre los pobres”, la cara menos visible de uno de los países con mayor desarrollo económico de América Latina pero que esconde una profunda desigualdad y segregación social.
Francisco visitará el Hogar de Cristo, la mayor entidad de ayuda social en Chile, que atiende cada año a unas 37.000 personas: ancianos, niños, sin casa o drogadictos.
“Son parte de los más pobres entre los pobres en Chile”, dice el sacerdote Pablo Walker, capellán del Hogar de Cristo, una institución fundada en 1944 por el jesuita Alberto Hurtado, el primer santo chileno.
En el oeste de Santiago, un lugar poco visitado por los turistas que cada vez llegan más numerosos a la capital chilena, están las oficinas centrales del Hogar de Cristo y el santuario del padre Alberto Hurtado.
Allí, Francisco se reunirá el próximo martes con un pequeño grupo de “acogidos” por la institución para conocer de primera mano sus historias y compartir un mate y unas típicas sopaipillas (una masa frita).
Son ellos quienes encarnan el rostro menos visible de Chile, el país con mayor ingreso per cápita de la región (cerca de 20.000 dólares) y el segundo con menor pobreza pero, a su vez, uno de los más desiguales, como resultado de la severa aplicación de políticas neoliberales.
“La pobreza en Chile tiene el rasgo de la derrota, porque hay un relato de país en el que quien quiere conseguir algo lo puede hacer. Entonces, los pobres no pudieron hacerlo”, agrega Walker.