La apabullante derrota que sufrió el candidato Germán Vargas Lleras en la primera vuelta presidencial se puede explicar a partir de los resultados que arrojó la jornada electoral en el Atlántico.
De nada le sirvió al exvicepresidente que sus principales aliados, los miembros de la familia Char, sean poseedores de una aceitada y coordinada empresa electoral que controla la política en el Caribe y que solo en el Atlántico sacó una cifra cercana a los 700.000 votos para elegir 3 senadores y 4 representantes a la Cámara.
Con este precedente su triunfo se daba por hecho en el departamento, y más teniendo en cuenta sus multitudinarias manifestaciones en Barranquilla y los apoyos que le llegaron desde las facciones conservadoras lideradas por Efraín Cepeda Sarabia y Laureano Acuña, ‘el Gato Volador’, y desde las filas liberales.
Pero la realidad fue otra. Vargas Lleras no solo fue derrotado por Petro, ganador indiscutible en el Atlántico gracias a sus 331.687 votos y con quien mantuvo una reñida pelea en plazas públicas de Barranquilla durante la campaña, sino que el uribista Iván Duque –su rival más fuerte en la derecha del espectro político- se quedó con el segundo puesto por 62.000 votos de diferencia (sacó 234.045).
En esto último incidieron varios factores. Uno de los más importantes es el respaldo que el joven candidato recibió de los senadores barranquilleros José David Name Cardozo y Eduardo Pulgar Daza, ambos del Partido de la U que formalmente respaldó a Vargas Lleras con la venia del presidente Juan Manuel Santos.
La jugada de Name
Los dos dirigentes se inclinaron por el uribismo apenas se supo que la U no presentaría candidato presidencial. Y se mantuvieron en su posición cuando el partido anunció la adhesión a la campaña vargasllerista, todo un acierto que se debe al agudo olfato político de quien fue el promotor principal de esta jugada, José David Name.
A esto hay que sumarle el apoyo del senador Roberto Gerlein, representante del ala ideológica más radical del conservatismo, que votó por Duque desde la consulta interpartidista.
Estos fueron fundamentales para darle más presencia y proyección a Duque en el Atlántico. En concreto, llegaron a aportar algo de lo que el Centro Democrático adolece en el departamento: coordinación. Así se lo contó a este medio una fuente que pidió reserva de su identidad. “Tradicionalmente el uribismo no ha tenido una organización electoral fuerte. Estos actores le ayudaron a mejorar, a tener unas tareas definidas. Sin duda en eso aportaron mucho”.
De ahí que –prosiguió el informante- empezara a revertirse la tendencia de que el Atlántico es una tierra que se le resiste al uribismo. La prueba de esto fue la manifestación con la que Iván Duque cerró campaña en Santo Tomás.
“No midieron fuerzas en Barranquilla, donde sin duda Vargas Lleras iba a poner la mayor parte de la gente, y lo hicieron en Santo Tomás. Desde el punto de vista de golpe e impacto de opinión fue algo bien pensado”. Es decir que en un municipio intermedio Duque dio la sensación de convocar a las masas y tener a su lado masivos respaldos ciudadanos: lo mismo que buscó Vargas Lleras en la cancha El Carmen.
Otra explicación es que las maquinarias traicionaron a Vargas Lleras con la inacción o sirviéndole al enemigo. Fue lo mismo –añadió otra fuente- que terminó definiendo a favor de Eduardo Verano la disputa por la Gobernación del Atlántico en 2008 y sepultando políticamente al fallecido cacique electoral José Name Terán, quien contaba con el respaldo de la casa Char.
“Pude ver el domingo que había muchísimo carro contratado por la gente de Vargas y casi que armaron nevadas de taxis y los taxis no estaban transportando a nadie. Esos tipos se ganaron el billete ayer superrelajados (los conductores), casi no trabajaron”, comentó.
Todo lo anterior se refleja al establecer un contraste entre los votos alcanzados por Cambio Radical en las pasadas legislativas, y los municipios en los que se impuso, frente a las presidenciales del domingo.
Para empezar, en las presidenciales Vargas Lleras no triunfó en ninguno de los municipios que conforman el Área Metropolitana de Barranquilla: en todos ganó Petro a pesar de que el charismo maneja las Alcaldías y Concejos en esas poblaciones.
Los 171.968 votos que conquistó Vargas Lleras están muy lejos de los casi 700.000 de Cambio Radical en las legislativas, y le sirvió para quedarse con 8 municipios (Petro se impuso en 10; Duque, en 5).
Más asombrosos son los números de los Decentes y el Centro Democrático en las elecciones del 11 de marzo. El uribismo obtuvo 75.361 votos para Cámara y 75.173 para Senado.
La lista impulsada por Petro alcanzó 27.300 para Senado y no presentaron candidatos para Cámara. En síntesis: Petro y Duque se fortalecieron mientras que Vargas Lleras cedió mucho terreno y no tuvo opciones de disputarle un lugar a los dos primeros en el Atlántico pese a los votos que, al parecer, tenía amarrados.
Efecto dominó
La única consecuencia de este estrepitoso revés no es el descrédito de Vargas Lleras ante la opinión pública, la pérdida de su peso específico como líder político y la incapacidad de beneficiarse de las maquinarias que en otras ocasiones movilizó a favor de terceros.
Los políticos suelen mirar con un ojo estos resultados y con el otro la contienda regional de 2019. Las presidenciales dejan a unos y otros mejor posicionados de cara a esas elecciones, y los que respaldaron a Vargas Lleras y desean postularse para algún cargo ya empezaron en clara desventaja, sobre todo los de su mismo partido.