En medio de las dificultades, niños y niñas en el suroccidente de Barranquilla le apuntan a sus sueños a través de un bate y una bola.
En un diamante improvisado, los integrantes de la escuela de béisbol Willard día a día trabajan para dejar atrás el difícil ambiente en el que crecen y batear de jonrón las adversidades.
Sus managers les inculcan valores, porque uno de los objetivos de esta labor social no es solo crear grandes ligas, sino formar personas.
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